La importancia de las notas
Si bien existen discrepancias ante la importancia de las notas, las empresas necesitan esta herramienta para minorizar la información asimétrica. Pero no todo son las notas.
La importancia de las notas otorga una herramienta fundamental para la señalización de nuestros conocimientos y capacidades, pero no la única.
Este es uno de los temas que más preocupan a los estudiantes. Tanto es así que las estadísticas de ansiedad y estrés entre la gente joven se están disparando en los últimos años.
Existen dos corrientes enfrentadas. Por un lado nos encontramos con los firmes defensores de las notas, aquellos que indican que sin un buen expediente académico no se podrá acceder en primer lugar a la carrera que se desee y posteriormente al trabajo soñado. Este sector pone un acento especial en las notas, situándolas por encima de todo lo demás: actividades extraescolares, amistades, cualidades artísticas, deportivas…
En el otro extremo nos encontramos con el grupo de padres y alumnos que son de la opinión de que las notas no son importantes, ya que a fin de cuenta son solamente un número más dentro de un sinfín de cualidades y facultades que se van adquiriendo paulatinamente con el paso de los años.
Las empresas empiezan a tener en cuenta otros aspectos como las habilidades demostrables y las relaciones interpersonales.
Una vez más hemos de situarnos en un punto intermedio que acoja las ideas más coherentes y sabias de cada uno de los puntos de vista.
En el sistema educativo actual, es cierto que las notas tienen cierta relevancia y están relacionadas directamente con la probabilidad de éxito, aunque parece que esta tendencia está cambiando.
Si bien es cierto que un buen expediente puede abrirte muchas puertas, las organizaciones hoy buscan más cosas que eso. La brecha que existe entre el sistema educativo y las necesidades del mercado laboral acentúan esta tendencia.
En la era de la información, en la que tenemos al alcance de nuestra mano una cantidad de conocimiento inconcebible hace tan sólo unos años; las entidades educativas siguen premiando a aquel que memoriza más y no al que aprende. Además la educación es homogénea, no tiene en cuenta la diversidad.
La capacidad para gestionar las emociones, el trato con las personas, los procesos creativos… son cualidades más humanas, que cada vez aportan un mayor valor a la sociedad y que no se ven reflejadas en las notas.
La pregunta que debemos hacernos por tanto es, ¿Cuánto importan las notas? , ¿Importan lo suficiente como para dejar totalmente de lado la vena artística del ser humano, la vida espiritual de los jóvenes, los deportes, el ocio…?
“Buscamos a gente que esté apasionada por algo, que demuestre iniciativa por hacer cosas por sí mismo.”
Mark Zuckerberg
La sociedad avanza hacia un modelo de empleo de alta cualificación.
La otra cara de la moneda, es que para los empleos del futuro, además de tener cualidades emocionales y creativas; será necesaria una alta cualificación.
La inteligencia artificial y la programación en general, así como el diseño de productos, la medicina o la nanotecnología; requieren un alto nivel de estudios. Se prevé que estos sean empleos muy valorados en el futuro próximo, aunque gran parte de los empleos de las próximas décadas, todavía no existen. Este ritmo frenético de cambio exige un continuo reciclaje de los conocimientos.
Las empresas, seguirán valorando los expedientes académicos como una importante herramienta para conocer los conocimientos del candidato, aunque cobrarán gran importancia las habilidades demostrables.
La importancia de las notas es indiscutible, y todo apunta a que lo seguirá siendo en el futuro próximo, sin embargo, el expediente académico no debe desviarnos de una vida plena. La capacidad de empatizar, la formación continua, las ideas, la iniciativa, son cosas que no se aprenden sólo estudiando.
La sociedad se enfrenta a un reto educativo, que disminuya la brecha entre las necesidades de las organizaciones y la educación, que reduzca los problemas de estrés y ansiedad generalizados.
Quizás la educación del futuro ni si quiera tenga notas ni exámenes, pero hoy toca hincar los codos.