Los recuerdos son para siempre.
Recodar es sencillo. Olvidar es duro.
¿Alguna vez te has dirigido a algún sitio y de repente se te ha olvidado que ibas a hacer? Seguramente sí. Todas las personas experimentan este hecho constantemente, y tratan de hacer que el cerebro reaccione y recuerde el propósito de la acción.
Aunque es uno de los enigmas más desconcertantes de la anatomía humana, gracias a la ciencia, vamos a descubrir una respuesta a esta gran pregunta.
Desde la década de los 20, los científicos han buscado la forma en la que nuestro cerebro almacena un recuerdo especial, pero todavía no está claro cómo lo hacemos. Lo único que podemos asegurar es que está relacionado con las neuronas y las conexiones entre ellas.
La memoria se divide en pequeños “paquetes” individuales. Cada uno de ellos tiene una duración de 125 milésimas de segundo, es decir, el cerebro puede recuperar ocho recuerdos distintos en un segundo. La explicación más sencilla de este suceso es la siguiente: “tu cabeza es como un mapa donde los recuerdos se almacenan. Cuando estás confuso, se debe a que dos recuerdos están compitiendo para estar más presentes.”
La memoria parece grande por lo que muestra en recuerdos; lo es mucho más por lo que ciertamente esconde.
Hasta hace poco, se consideraba que las experiencias de la vida habitual se almacenaban en una parte del cerebro llamado hipocampo, como recuerdos a corto plazo. Estos se fijan en una etapa posterior en el cortéx para ser
almacenados a largo plazo. Pero un nuevo estudio realizado por el MIT (Instituto Tecnológico de Massachusetts) sobre los circuitos neuronales reveló que los recuerdos se forman de manera simultánea en el hipocampo y el córtex cerebral. No obstante, los recuerdos se mantienen en un plazo de dos semanas, antes de alcanzar un “estado maduro”.
Algunas veces, la actualización de los recuerdos, puede suplantar a los recuerdos almacenados pero de forma distorsionada. Esto se conoce como interferencias y en ocasiones, puede conducir al olvido.
Y tú, ¿lo sabías?