Auténticos como Bruce
La verdad es que nunca he sido muy fan de Bruce Springsteen, aunque las cosas que he oído de él siempre me han resultado interesantes. Sencillamente nunca he llegado a escuchar mucho de él, por la típica pereza de empezar a un nuevo músico y no refugiarse en la comodidad de los ya conocidos. Pero estoy convencido que alguna vez lo haré y, muy posiblemente a juzgar por todo lo que he oído me acabará gustando mucho y quizás incluso se convierta en uno de mis referentes.
He oído muchas cosas sobre Bruce, y desde mi propia experiencia como músico hay ciertas cosas loables, más allá del talento o la dedicación que conlleva ser una de las estrellas del rock más grandes de nuestros tiempos.
No se te apoda “El Boss” gratuitamente, ni mucho menos.
Hay ciertas cosas como el hecho de mantener la misma pasión por la música cuando ya has pasado de los 50 años o realizar actuaciones de más de 3 horas o escuchar peticiones de fans cuando ya has alcanzado niveles de fama insospechables…
Aun así, hay un punto que quiero resaltar. Un gesto en concreto que me ha hecho darme cuenta de que Bruce a diferencia de lo que está ocurriendo con la abrumadora gran parte de toda nuestra sociedad tiene una cualidad fundamental.
La autenticidad.
Resulta que hace relativamente poco en uno de sus conciertos multitudinarios, a juzgar por las fuentes que he consultado ante unos 45 000 fans, se le pidió a Bruce y a su banda que tocasen una canción específica “You never can tell” un clásico de C.Berry, dicha canción no formaba parte del repertorio y como el propio Bruce indica desde la adolescencia que no la representan en directo.
Ante esto cualquiera de los músicos a los cuales hoy se idolatra por las generaciones más jóvenes y por tanto más susceptibles hubiesen posiblemente denegado la petición, al no estar prevista en el repertorio, ni estar ellos mismos preparados para llevar a cabo una interpretación sorpresa.
O en el mejor de los casos hubiesen puesto en movimiento toda su parafernalia de alta tecnología, técnicos de sonido y Auto Tune para poder hacer que sonase decentemente una canción que ellos mismos no podrían interpretar sin ayuda de aparatos complejos.
Privando una vez más de autenticidad al arte, y por tanto privando de autenticidad a la sociedad, y en general a la humanidad.
Sin embargo, la respuesta dada por el gran Bruce, fue sencilla y tristemente dejo perplejos a todos sus fans y a gran parte de su banda.
Sencillamente se puso a intentar encontrar el tono, probando con distintos acordes delante de una muchedumbre de 45 000 personas en Alemania. Ni aparatos complejos, ni vanidad ni falta de autenticidad, sencillamente un hombre, un gran músico con ayuda del resto de su banda encontrando el acorde que más se amoldaba a su voz.
Entre risas de vez en cuando comentaba que su voz no llegaba a tonos tan altos, e increíblemente era corregido entre risas por otros miembros de la banda. El resultado como era de esperar es espectacular, y acaba con una interpretación magistral del clásico, una interpretación auténtica.
Una interpretación humana.
Aquí es donde se abre el eterno debate en el que de alguna forma se plantea si necesariamente lo auténtico es mejor. O si nos compensaría más que la música sonase mejor a través de un aparato detrás de Bruce y no a través de su oído.
Sinceramente creo que como todo en esta vida en el equilibrio y en la diversidad se encuentra la respuesta. Para algunas cosas nos convendría más y más dejarnos llevar por lo artificial, por lo novedoso y por las altas tecnologías como por ejemplo en el caso de la medicina. Sin embargo, desde mi punto de vista en otras áreas deberíamos intentar hacer las cosas lo más humanas posibles, por ejemplo, en el ámbito de las artes.
Finalmente lanzar una reflexión respecto a que es lo mejor en el ámbito de la educación, si intentar retornar de alguna forma a un pasado más auténtico en el sentido de menos sobreprotección sobre los alumnos, donde se hacía impensable que los padres fueran a reclamar debido a las notas de sus hijos. O tal vez debamos avanzar hacia una mayor eficiencia y ahorro a través de la implantación de tecnologías que paulatinamente acaben sustituyendo a los profesores.
Las posibilidades son infinitas y nos corresponde a nosotros elegir el camino más equilibrado y dejarles a nuestros hijos y a las generaciones venideras un mundo que todavía conserve humanidad, un mundo donde no nos olvidemos de lo más importante que hay:
Las personas.
Es solo una opinión, pero creo que no vendría mal un mundo con un poco más de autenticidad al estilo Bruce.