Olvida los “ojalá”, es imposible hasta que lo intentas
Esto no es otro artículo motivacional lleno de citas de autores notables de dudosa procedencia. Tampoco te voy a regalar las llaves para tu nueva vida, es tan solo una serie de anécdotas y consejos, que con suerte, podrán hacer que reflexiones sobre tu vida, e incluso hacer que te decidas a hacer cambios de una vez por todas, ¿Quién sabe?
Bronnie Ware, una enfermera australiana dedicada al cuidado de enfermos terminales, tuvo la oportunidad de conocer cuales eran los arrepentimientos de la gente en su lecho de muerte, y se dio cuenta de que a pesar de que nos pasemos la vida enarbolando la bandera de “SOMOS DIFERENTES”, al final, nuestros sueños y preocupaciones en la recta final no lo son tanto. Es por esto que se decidió a recopilar en un libro las conclusiones extraídas en su trabajo, con el fin de incitar a la reflexión temprana, a que la acción sustituya el arrepentimiento.
Los cinco “ojalá” más comunes eran los siguientes:
- Ojalá hubiese dedicado más tiempo a mis amigos y no hubiese perdido a tantos por el camino.
- Ojalá hubiera expresado mis sentimientos sin temor a lo que podría pasar.
- Ojalá hubiese promocionado más mi felicidad propia.
- Ojalá no hubiese trabajado tanto, y hubiese empleado más tiempo y salud en pasarlo con la gente que me importa, y no en conseguir bienes materiales ahora inútiles.
Y el último y más importante:
- Ojalá hubiera tenido la valentía de hacer lo que realmente quería y me hacía feliz, y no lo que otros esperaban de mi.
Y es que la gente no se arrepiente de no haber podido cumplir sus sueños, sino de no haberlo intentado si quiera.
Conozco una amiga que siempre había soñado con probar suerte en Tailandia, hasta que llegó el día, que cansada de todo, dejó la carrera, el trabajo, cogió sus ahorros y compró el billete con destino Bangkok más próximo que encontró. Volví a verla por la ciudad medio año más tarde, y no pude evitar preguntar como le había ido. Me contó que pasada la emoción inicial, los últimos meses se le hicieron duros a causa del idioma y la gran brecha cultural, sumándole que no había sido capaz de encontrar trabajo y sus ahorros cada vez mermaban más. “¿Qué pena no?” le dije, y me contestó, “en absoluto, no me arrepiento lo más mínimo, lo único que me hubiera pesado es no haber ido a intentarlo”.
Y es que la gente cuando llega al final de su vida no se arrepiente de haber fallado, si no de no haberlo intentado si quiera.
O, ¿es que prefieres gastar tus mejores años en un punto cómodo y seguro de tu vida? ¿Qué es lo que siempre has querido hacer? Si lo sabes, lánzate a por ello, puede que parezca imposible, pero créeme, no lo es. Nosotros somos los únicos culpables de que lo sea al no intentarlo si quiera. Ten claro tu objetivo y plantea los pasos que tienes que cumplir para llegar a el, esta es la parte más complicada y costosa, una vez los tengas claros, solo tienes que caminar día tras día hacia ello, el camino ya lo has pintado.
Y, ¿si no lo sabes? Pues viaja, lee, conoce gente nueva, piérdete por tu ciudad o haz algo que nunca te creíste capaz de hacer. No tengas prisa, personalmente no creo en el destino, pero si creo en el poder de las personas, y en la capacidad de estas de hacer cosas increíbles con esfuerzo. Encontrarás tu camino, y cuando lo hagas, a por todas. Nunca es tarde para ser felices, y te aseguro que no hay mayor felicidad que sentirte útil haciendo lo que realmente te gusta. Será difícil, pero nada que valga la pena se consigue sin trabajo.
Por eso arriésgate, inténtalo, si ganarás o fallarás todavía está por ver. Pero solo intentándolo, ya habrás ganado.