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La Preocupación: Los enemigos diarios

La Preocupación: Los enemigos diarios
05/02/2017 EDUVAP SL

Anticipación, Preocupación y demás enemigos diarios

Muchas veces no nos damos cuenta, pero vivimos a destiempo. Vivimos sumidos en la preocupación. Es decir, nos preocupamos y nos ocupamos de cosas de las que posiblemente vamos a estar inmersos de forma obligatoria en otros momentos de nuestras vidas.

Cada año de nuestras vidas y cada una de las distintas etapas tiene sus distintas obligaciones, sus distintas alegrías, sus tristezas y sus preocupaciones, pero a partir de cierta edad podemos tender a mirar más hacia el futuro. Y es que sobre todo, en ciertas etapas de nuestras vidas nos dedicamos a ocuparnos de asuntos que están reservados para otras edades más avanzadas.

Hay millones de ejemplos de este tipo de conducta y sería prácticamente imposible detenernos en todos y cada uno de ellos. Junto con este primer problema surge el problema de decidir que es lo que se supone que es estándar o normal como preocupación, ocio u actividad para que edad, ya que esta clasificación puede en algunos supuestos ser extremadamente subjetiva.

Sin querer entrar demasiado en profundidad en este último problema, ya que no me considero capacitado para solucionarlo, si me atrevo por el contrario a indicar que a pesar de que hay cierta duda respecto a cuáles son las actividades apropiadas para que edades por el contrario hay cierto consenso respecto a que ciertas actividades y preocupaciones deberían quedar excluidas de las mentes y de las vidas de ciertas personas dependiendo de su edad.

No hace falta poner el ejemplo obvio y absurdo de que un adolescente de 16 años no debería estar preocupado sobre qué tipo de hipoteca contratar con el banco. No hace falta irse a este extremo prácticamente inexistente.

Por poner un ejemplo más común y corriente, de que los tiempos están cambiando y por tanto las preocupaciones también están variando y en mi opinión anticipándose, podría mencionar que no son pocos los estudiantes de los primeros cursos de secundaria que ya están preocupados por qué tipo de carrera elegir, dependiendo de si tiene salidas o no.

Siento ser duro, pero esto roza lo absurdo.

Llegados a este punto me parece interesante mencionar una anécdota personal respecto a eso. Toda mi vida he estado estudiando tanto en la ESO como en Bachiller una educación dirigida al ámbito científico, es decir básicamente asignaturas como Química, Física, Biología, Matemáticas…Toda la vida me la he pasado pensando que acabaría estudiando una ingeniería, en concreto ingeniería agrónoma o industriales, carreras dignas, difíciles y con muchas salidas. Sin embargo, he terminado en ADE-DERECHO una doble carrera totalmente opuesta a una ingeniería, concretamente de la rama de lo comúnmente conocido como Letras y Empresariales.

La realidad es que semanas antes de realizar la prueba de selectividad, decidi que tal vez la ingeniería no sería lo mío, de forma que estudie asignaturas que no había cursado y con unos cuantos arreglos conseguí entrar en una carrera totalmente diferente a lo que había estado preparado toda la vida.

Mi caso es un caso extremo de todo lo contrario de lo que está ocurriendo hoy en día, y me he limitado a contarlo como mera anécdota tratando de hacer hincapié en que a pesar de un cambio sobrevenido en las metas propuestas siempre hay posibilidad de solucionar y enderezar la vida si hay voluntad.

No intento de ninguna forma desincentivar la preocupación prematura por ciertos temas y menos si estos temas son temas tan positivos como por ejemplo el decidir cuál será el futuro académico de uno, solamente indico mi preocupación de que preocupaciones que deben pertenecer a otras edades sean imperantes y fagociten las preocupaciones típicas de ciertas edades.

A los 14 años se debe estar preocupado de sacar buenas notas, de aprender, de formarse como persona basándose en ciertos valores inculcados, de desarrollar amistades y por qué no amores sanos y que ayuden al crecimiento personal. En mi opinión no se debe estar preocupado de cuál es la carrera que va a tener más salidas y que por tanto me va a permitir sobrevivir en un mundo competitivo y globalizado.

Esta preocupación es una preocupación valida y típica, y es una preocupación que prácticamente cualquier persona que se encuentre inmersa en la sociedad actual ha tenido. Expresada en términos más sencillos esta preocupación se resume a: que trabajo me va a permitir vivir acorde a ciertas expectativas.

El exceso de preocupación conlleva un exceso de estrés, conlleva un exceso de ansiedad y conlleva a generar una personalidad guiada por el miedo.

Miedo creado por la anticipación.

La anticipación y las posibles consecuencias de las actuaciones que llevamos a cabo pueden llegar a enloquecer a cualquier persona y de esta forma el ser humano tiende a sobre planificar, a sobre analizar y un día se encuentra con que ha malgastado tiempo, energía y alegría en un problema del que tenemos que ocuparnos ahora y del que no tuvimos por que ocuparnos anteriormente.

Las cosas se solucionan en el momento en el que se solucionan.

Y solamente debemos preocuparnos y planificar las situaciones en las que la preocupación y la planificación sirven de algo.

Si no nos paramos a discernir que situaciones son dignas de preocupación o ante las cuales debemos por el contrario esperar y preocuparnos y actuar en otro momento sufriremos más de lo necesario y nos perderemos muchas de las experiencias que cada edad.

Y sobretodo.

Sobretodo malgastaremos el recurso mas escaso que tenemos.

Malgastaremos lo único que no podemos comprar.

El tiempo.